EUD

 

 

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo. Proverbio árabe.

 

El tiempo es un recurso muy escaso e irremplazable, incluso podríamos decir que indefinible. Es intangible, no podemos variarlo, retrocederlo o adelantarlo.

Los seres humanos comprendemos y utilizamos el tiempo como una medida que nos permite situar algo sobre una línea cronológica para expresar cambios entre dos momentos determinados. En consecuencia, igual que cualquier escala de medición, la manera en que lo calculamos es un invento del hombre. De hecho, tenemos la noción de cuán importante es y para medirlo en cuestión de minutos y segundos, necesitamos relojes. Con ellos podemos auto examinarnos y tener una herramienta práctica para su manejo. Sin embargo, a pesar de buscar formas de medir el tiempo, su desperdicio es un mal que afecta mucha gente. A pesar de que cada nuevo día el tiempo es repartido equitativamente y que todos tenemos la misma cantidad, a algunas personas no les alcanza, para otras es justo el que necesitan y a otras pareciera que les sobra, entonces lo malgastan. Lo que pasa es que, aunque todos sabemos que el tiempo es transitorio, no para todos transcurre con la misma velocidad ni de la misma manera.

 

Es común escuchar que el tiempo es oro o dinero, pero en realidad no lo es. Es posible hacer dinero, pero nadie puede hacer tiempo, lo cual nos permite concluir que por ser más valioso que la riqueza, debemos pensar seriamente cuál es la mejor forma de invertirlo, teniendo claridad sobre cuáles son las actividades en las que se pierde tiempo, así como en las interrupciones y distracciones y qué hacer para controlarlas.

La buena administración del tiempo requiere comprender la diferencia entre el tiempo lógico y el tiempo cronológico, entre el tiempo cronos y el tiempo kairos, entre el tiempo horizontal y el tiempo vertical.

 

 

La gestión del tiempo requiere de la enunciación de lo verdaderamente importante en cada uno de los roles en los que nos desempeñamos y, consecuentemente con ello, la definición de los objetivos que deseamos alcanzar, dejando de tener comportamientos reactivos frente a las cosas que van llegando por lo que asumimos las tareas como vienen, cuando lo correcto es realizarlas de acuerdo con su nivel de importancia. La buena noticia es que con un poco de esfuerzo y algunas prácticas sencillas, se puede lograr un manejo más productivo.

Teniendo conciencia de lo anterior, deberíamos administrarlo correctamente; hacerlo es prioritario, es tal vez la principal de las tareas y muy complicada, por cierto. Ojalá comprendiéramos que como la vida no es más que tiempo, estamos urgidos de alcanzar su correcta administración.

 

 

Martha Cuellar. (Psicóloga y actual trainer-conferencista en EUD)